Ropasuelta: la nueva novela rural.
NOVELA
ROPASUELTA
Autor: Santos Martínez. Editorial: Hoja de Lata, 2024. Páginas: 368.
En su primera novela, el periodista y escritor Santos Martínez centra el relato en las relaciones mantenidas por los habitantes de un pequeño pueblo, no siempre tranquilas, casi nunca gratificantes, como las que no precisamente reúnen (o, más bien, distancian) a Santini y su padre: Ropasuelta.
Lo nuevo del autor de Mañana me largo de aquí, conjunto de relatos de 2017, narra en su reciente trabajo el día a día de una pequeña localidad, sí, pero lo hace sin olvidar la carga narrativa propia de un texto de estas características: “Mi padre iba por la vida como si el cielo le debiera algo. Lo vi mil veces: caían cuatro gotas, mi madre se levantaba del sillón de la esquina, le cantaban las rodillas, miraba por la ventana y señalaba el cristal. Él arrugaba el morro. Devolvía la mirada a la tele. Removía el culo en el sofá”:
Ropasuelta entretiene, desde luego, pero también obliga al lector a interesarse por el carácter y la filosofía vital de hombres y mujeres del mundo rural, un universo rico en personajes como los de esta novela. En los personajes que representan a seres humanos que mantienen una relación directa con la naturaleza... en todas sus formas:
“–El papá está pa morirse.
–Seguramente –contesté”.
La novela, además, vuelca al lector en dirección a la buena literatura: “Subí las escaleras de tres en tres. Saqué el portátil y los folios de la maleta. El libro de Dayo Kane. Me fijé en su cara. Esa mirada... Si ese tipo no me hubiera cambiado la vida, me habría gustado darle un guantazo. ¿Por qué todos los escritores, incluidos los buenos, se compran una docena de jerséis de cuello alto cuando tienen éxito?”. Más adelante, Santos Martínez nos muestra el camino seguido en busca del autor: “Descubrí a Dayo Kane en la Biblioteca Regional de Murcia. A los 18, yo leía por el nombre del autor”.
Y, entonces, se sincera: “Me tragué al cansalmas de David Foster Wallace. Después de todo, nadie se llama David Foster Wallace. Con Francis Scott Fitzgerald no fue tan mal, pero siempre tuve la sensación de que no le salió de los dedos nada a la altura de su nombre. John Dos Passos, Jeffrey Eugenides, Herman Hesse, Carson McCullers. Ese tal Mijaíl Bulgákov. El otro, Jack Kerouac y sus compadres: Corso, el gafas de Ginsberg”.
Es así como el lector descubre dicho camino, el que le lleva a seguir los pasos de este joven autor de Fuente Librilla: “Un día fui a la K. No encontré a Philip K. Dick. Ya que estaba allí, di vuelta a la estantería. Junto a un libro manoseado de Kafka se escondía un lomo negro con letras blancas, editorial Contubernio, número 138, Los trapos sucios, de un tal Kane. Lo saqué, por sacarlo. Olía a toalla recién usada. Algunas páginas se caían”.
Persiste: “Aquella era la hostia. Kane contaba la historia de Damian Kovalski, el nieto de unos migrantes polacos que vivía en Denver –como él– y quería ser escritor. Lo leí tres veces. Me dí cuenta de que eso era de lo que hablaban los otros escritores. Tampoco sabía ponerle nombre, pero sentí por primera vez la pulsión de dejar de picotear y hundir el hocico en los ocho libros de un mismo autor. Quise tener 80 euros, llegar a Diego Marín y decirle: Dayo Kane, dámelo todo”.
Y la verdad es que Ropasuelta te lo da todo, a través de un lenguaje popular y un estilo narrativo igualmente sencillo, dos detalles esenciales de una historia fundida en tierras acostumbradas al trabajo duro propio de un presente complicado: “Damian Kovalski se enamoraba y desenamoraba, las tenía con su padre, pensaba que algún día ajustaría cuentas con el mundo. Se emborrachaba y hacía el ridículo. Como todos. Pero había algo. La manera de criticar al mundo entero solo después de haber hurgado en sus propias llagas”.
Ropasuelta: la nueva novela rural.
NOVELA
ROPASUELTA
Autor: Santos Martínez. Editorial: Hoja de Lata, 2024. Páginas: 368.