Hace muchos, demasiados años, futbolistas como Vinicius duraban muy poco en el Real Madrid, que no aceptaba jugadores conflictivos que dieran mala imagen. Un señorío implantado por Bernabéu que se fue deteriorando poco a poco hasta tocar fondo con Florentino, al que le ha dado igual lo faltón que era Mourinho; que Pepe perdiera los papeles cada cierto tiempo; o que Vinicius insulte casi en cada partido a los futbolistas y aficiones rivales y a los árbitros, o golpee a quien se ponga a tiro.

Ahora que lo han expulsado por su enésima agresión –bastante han tardado, que las ha habido peores–, era la ocasión para acatar el castigo y leerle la cartilla para que mejore.

Pero ya se ha filtrado que el club está indignado e incluso medita alguna mafiosa represalia con los árbitros. Y eso ya no es solo falta de señorío, sino un respaldo a Vinícius nada inteligente. Los problemas hay que admitirlos como primer paso para solucionarlos.