La empresa que gestiona y desarrolla el funcionamiento de las bicicletas eléctricas en Pamplona, Ride On, anunció ayer por la mañana que dejaría de dar servicio desde mañana sábado, motivada, según la empresa, por unas dificultades financieras inasumibles que hacen que el servicio sea inviable. Ride On resaltaba que desde el inicio se había vendido el tema de las bicicletas eléctricas casi como una iniciativa pública pero que todos los costes habían recaído sobre la empresa. Mientras, el Ayuntamiento de Pamplona, sorprendido por la celeridad de los plazos dados por Ride On, manifestaba estar buscando diferentes alternativas para que el servicio no se detuviese. Finalmente, tras una reunión de urgencia, hubo un preacuerdo y Ride On anunció que seguiría con el servicio. Aunque muy esporádico, soy usuario del sistema y veo habitualmente a bastante gente hacer uso del mismo, aunque lógicamente desconozco los números de la empresa. Pienso que, al igual que sucede con el transporte público, toda idea que ayude a reducir el número de vehículos que entran o salen de la ciudad y su comarca es una idea bienvenida, por la que hay que apostar, dentro de un orden y raciocinio, claro, pero apostar. De hecho, hace poco se habló de la posibilidad de extender el servicio a localidades cercanas a Pamplona que ahora mismo no cuentan con bases, como puedan ser todas las que lindan con la capital y las más cercanas. Con implicación municipal y si me apuran gubernamental esta clase de iniciativas serán más viables e incluso serían menos honerosas para los ciudadanos –si no te sacas abono mensual cada viaje cuesta 1,10 euros, por 0,70 de hace un par de años, un precio caro que compite con el 0,42 que cuesta la villavesa–. Ya digo, espero que de este medio punto de acuerdo salga una buena apuesta ya que sí o sí me parece una apuesta medioambiental positiva para todos.
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