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A PROPÓSITO

Jesús Barcos

Civilizarnos

CivilizarnosIñaki Porto

Habla el catedrático guipuzcoano Juanjo Álvarezde la necesidad de “civilizar colectivamente” nuestro futuro europeo. Hasta hace poco todos nos imaginábamos civilizadores y ahora vemos la necesidad de civilizarnos, porque nos podemos estar asalvajando. El recibimiento de Orbána Netanyahuen Budapest es otra muestra palpable.

Álvarez es el secretario general deGlobernance, entidad dedicada a la gobernanza democrática que radica en Donostia. Sin desdeñar la seguridad, cree que esta no puede ser la fuerza motriz de un proyecto europeo con voluntad de "subsistir civilizadamente”.

Este analista recuerda la definición del sociólogo Richard Sennett: “civilizar es el arte de vivir en desacuerdo”, y advierte de que “para construir la Unión Europea hace falta una conversación, y no la tenemos”. Por ello, reclama recuperar el potencial del proyecto europeo esquivando el “cortoplacismo reactivo”. Estamos en su opinión ante un momento definitorio para no arrojar al sumidero una idea constructiva de Europa, por lo que se pregunta si “mirándonos al ombligo" podemos construir  civilizadamente hacia adelante.

El catedrático vasco Juanjo Álvarez llama a “civilizar” el futuro de Europa y salir del “cortoplacismo reactivo” en este momento “existencial”

La tribu

Hace dos décadas el filósofoJosé Antonio Marinaindicaba que para educar bien a la infancia hacía falta una “buena tribu”. Familia, escuela o medios de comunicación eran algunos de los agentes formativos clásicos vertebradores. Hoy muchos influencers gozan de más incidencia que cien catedráticos juntos. Gracias a su habilidad comunicativa y a las redes sociales han conquistado a la juventud. Son referentes, conforman un poder nuevo, un soft power capaz en los peores casos de captar incautos y de modelar tarugos.

Producto de consumo

La ultraderecha ya no exige asistir a movilizaciones estrafalarias. Es un producto que dejó de ser marginal que se consume y se comparte con un clic. El smartphone hubiera sido el paraíso celestial del Movimiento. Su metáfora hecha realidad. La comunión autoritaria en el bolsillo, en hermandad activa y con muchas menos rémoras que en el pasado, dado el contexto mundial.

En esta coyuntura, el analista Ignacio Sánchez-Cuenca sitúa la mayor amenaza para la UE en “la falta de reacción de las élites políticas europeas” para frenar el ascenso de “las nuevas derechas”. Este profesor ha advertido en El País de que podemos aumentar el gasto militar y establecer la ‘autonomía estratégica’, pero acabar en una “posición tan mala como lo está la sociedad estadounidense en estos momentos” dado el “peligro autoritario” interno. Por ello reclama “orientar las políticas económicas y sociales" y evitar así “el contagio trumpista del continente”.

Reforzar la democracia

Ante esta amenaza sistémica toca hacernos preguntas existenciales. Humildemente planteo tres: ¿Cómo anda nuestra tribu de solidez democrática? ¿Estamos a la altura del envite? ¿Contamos con el civismo, la energía o el brillo para reforzar la democracia? Si las respuestas son indubitablemente afirmativas, el eslogan barato o la estrategia del calamar no valdrán por incongruentes y contraproducentes. Si nuestra capacidad democratizadora genera dudas, convengamos que el problema es muy grave. Sea como fuere, salgamos ya del pasmo y pongámonos más en serio a desactivar esta bomba de relojería. Los costes del repunte autoritario pueden ser muy severos, cuando no dramáticos. Estamos ante un reto político, intelectual, económico y social de primera magnitud.