Hay eventos que dejan ver a las claras que Pamplona es una ciudad del siglo XXI , una urbe activa, más o menos moderna, por la que también asoman y pasan las cosas de este mundo. Veamos algo de lo acontecido este fin de semana en el que hemos recibido a Lenny Kravitz y su gira Blue Electric Light Tour en el Navarra Arena.

Mientras, Baluarte acogía a la prestigiosa violinista holandesa Janine Jansen, acompañada del pianista ruso Denis Kozhukhin, y el Gayarre compartió su espacio entre Ambulant y su homenaje a los circos clásicos y la función teatral Inmaduros.

Luego están esos aconteceres que no nos dejan olvidar la tradicional población que fue y todavía es cuando, por ejemplo, La Dolorosa es trasladada desde San Lorenzo hasta la Catedral entre fieles y velas, indiferencia de poteadores y estratégica presencia policial.

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Traslado de la Dolorosa a la Catedral de Pamplona Iban Aguinaga

Con todo, esta capital tiene la suerte de conservar aún detalles de pueblo pequeño que se sienten con el sonido de una diana al paso de los gaiteros en las mañanas de domingo o cuando los chavales del Casco Viejo quieren jugar en el frontón de la Mañueta.

Las llaves de acceso al mismo se guardan en la oficina del zaguán del Ayuntamiento y tiene su gracia ver a los críos entrar al edificio como Pedro por su casa a reclamar lo suyo al municipal de guardia.