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A la contra

Jorge Nagore

Lutos

LutosEFE

Hoy se cumplen cuatro días desde que murió el Papa y parece que han pasado más o menos cuatro semanas. De hecho, cuando se habían cumplido cinco o seis horas ya parecían cinco o seis días, tal era el aluvión informativo. Es una percepción errónea, es cierto, puesto que el tiempo es el que es, pero es lo que resulta tras procesar en tu mente todo lo que te ofrecen televisiones, prensa, radio, internet, etc: saturación. Es un poco una constante de estos tiempos de la comunicación y de las redes sociales, que muchas veces no hacen sino amplificar lo que ya de por sí es amplio: coger el tema estrella y machacarnos las sienes con él hasta que las audiencias o los clicks bajen. Es cierto que un Papa es un Papa y que vivimos en un planeta con más de 1.200 millones de católicos y aquí concretamente en un país que aunque aconfesional sigue estando completamente supeditado en muchos asuntos a su tradición católica. Solo así se entiende que se haya cometido la osadía de dictar por parte del Gobierno de España tres días de luto oficial que terminaron esta pasada madrugada en las que las banderas de todos los ayuntamientos estaban a media asta. ¿Estamos en un estado aconfesional o no estamos en un estado aconfesional, vamos a hacer lo mismo cuando fallecen los líderes de las otras muchas religiones que hay en el mundo o solo con esta? No tiene ningún sentido que oficialmente se sigan practicando ceremonias o llevando a cabo iniciativas que priorizan una religión sobre las demás, ya que de la misma manera que es respetable que las personas tengamos las creencias que consideremos hay por tanto que respetar a todas las creencias y también a las de quienes no las tienen, con lo cual si estamos en una sociedad aconfesional no termino de entender qué explicación tiene que institucionalmente se declaren lutos y asuntos de ese tipo pero solo con una.