Creo que es bueno que cada vez que cogemos el móvil o la tablet al arrancar una nueva semana nos recuerde cuál ha sido el tiempo que hemos utilizado ese dispositivo la semana anterior y la media de cada día; si lo usaste más o menos. Hay veces que no somos conscientes de ese tiempo que le regalamos a las pantallas. Hablo del uso en personas adultas, porque en la infancia y la adolescencia es tema aparte, bastante más serio. No todo es tiempo perdido, porque también cumplen un importante papel, pero si gran parte. Cada vez se utilizan menos para conectarnos entre nosotras y más para mirar, leer, ojear, escribir o entretenerse de una manera mucho más individual. Desde esas pantallas nos asomamos a las vidas de los otros y dejamos que se asomen a la nuestra; vemos cosas para comprar, seguimos a gente con los mismos hobbies, viajamos sin movernos... y casi sin darnos cuenta por ahí pasa casi todo. Cosas que también las podemos hacer fuera de la pantalla. Como estar y vernos y contarnos cómo nos va. Pero nos cuesta. No solemos tener tiempo. O eso se dice. Igual no estaría mal que además de advertirnos cuando nos pasamos de ese tiempo que se presupone razonable en una aplicación o le dedicamos demasiados minutos a la misma historia, nos mandaran otro tipo de alertas. Porque lo que está claro es que vamos por la vida móvil en mano y sin él no solo nos sentimos perdidas sino que a veces lo estamos. Y me atrevería a decir que esos aparatos son los que más saben de nosotras, aunque eso no quiera decir que sean los que mejor nos acaban conociendo. O al menos espero que no. Porque ya saben cómo dormimos, cuánto andamos, por dónde pasamos, qué comemos, cuándo son los cumpleaños de la familia y amigos... Así que deberíamos ser capaces de lanzarnos nosotras mismas una alerta de vez en cuando sin esperar a que lo haga la tecnología, tipo a “la semana pasada pasaste muy poco tiempo paseando”; o “no has estado con tus amigas últimamente; apenas has visto a tu familia este mes; desde cuándo no hablas con tal o cual; has dedicado poco tiempo a sonreír y demasiado a preocuparte por lo que no es en el fondo tan importante...”. Para una generación, que no para otras, es curiosos pensar la cantidad de cosas que hacíamos antes de tener el móvil o simplemente recordar cómo pasábamos ese tiempo que un día tuvimos y que ahora se queda entre los dedos, pasando por la pantalla. Porque el tiempo, siempre pasa.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
