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Hablando en bata

Victor Prieto

Defunción continua

Defunción continuaE.P.

Escribo esto el día que finalizan las exequias del papa Francisco I, tras soportar una inmensa e inclemente apisonadora informativa que aún seguirá durante el subsiguiente cónclave, el desvarío de las quinielas en los medios, las fumatas negras o blancas y negras... y la definitiva elección del relevo. Me pregunto: si finalmente el cónclave comunica a la Cristiandad que se ha elegido un papa de raza negra y lo comunica con humo blanco... ¿hablaremos de racismo? Lo siento, pero vivimos en una época tan absurda y delirante que hasta los más curtidos nos la cogemos con papel de fumar. Y aun así caen collejas, que no duelen, pero molestan.

En todo caso confesaré, qué bien traído, que Bergoglio ha sido el único papa que me ha caído bien de todos los que he padecido en directo a lo largo de mi vida. Juan XXIII se reunió con su creador cuando yo era un enano intrascendente. Con los siguientes me pasé decididamente al ateísmo por una sobredosis de contradicciones que eran constantes atropellos a la razón y la justicia social y, como dice Mozart en la película Amadeus, porque todos ellos cuando hablaban “parecían cagar mármol”. Y me convertí en un adulto intrascendente con anatema pendiente de tramitar.

Pero repito: Bergoglio me caía bien. Parecía un tipo afable, coherente y muy buen escuchador (lo de conversador se le suponía, siendo argentino). Además rompió unos cuantos moldes en lo referido a la actitud vaticana frente a los problemas reales de esta sociedad que nos ha tocado vivir, lo cual no es poco viniendo de las torres de marfil en las que vivieron los demás. Por eso con Francisco I me habría ido de bares a discutir de lo humano, lo divino y la mano de Maradona ante Inglaterra en el Mundial de Fútbol de 1986. Claro que habría sido una plática redundante, toda vez que el propio Maradona afirmó que fue la “mano de Dios” la que marcó aquel gol. Así los tenía de cuadrados Diego Armando Maradona. Y acaso también el difunto Francisco I... los jesuitas siempre han tenido una retranca con un toque de cinismo que comparto y me divierte. Los adversarios también podemos respetarnos, qué coño.

Y ya toca hablar mal de alguien o me volveré más blandito de lo que corresponde a mi edad y veteranía. Isabel Díaz Ayuso, presidentísima de la Comunidad de Madrid y no muy fan del difunto papa, utilizó una chuleta para dejar su mensaje en el libro de condolencias habilitado en la Nunciatura Apostólica en Madrid. Y que se muera su novio si miento. 

La adoro. Si no me diera tan mal rollo dormir con un arma bajo la almohada me casaba con ella mañana mismo.