Los pisos turísticos son una realidad ya en todas las ciudades y en muchos pueblos. También en Navarra, aunque en menor medida, con 1.303 alojamientos que desde ahora tienen que contar sí o sí con el número de registro para poder ofrecerse en el mercado. Una nueva exigencia que es un toque de atención a los propietarios, pero también a los que alquilan. Una forma de tratar de limitar una práctica abusiva que está acabando con los centros de las ciudades más turísticas de Europa. Lo vemos a diario. Y también es una manera de recordarnos cuando viajamos la importancia de apostar por un turismo responsable y sostenible. Creo que hoy en día es habitual buscar un piso turístico cuando alguien se plantea un viaje o escapada. Mirar en las páginas de las grandes plataformas y comparar hasta dar con lo que se busca. Casi siempre céntrico y a buen precio. Eso queremos cuando somos turistas, aunque no lo queremos cuando nos toca ser los residentes de esa zona masificada. Pero la cosa cambia si esos pisos son legales, cumplen con la norma y son seguros para quienes los alquila y para el resto del vecindario. Son muchas ya las ciudades en las que están apareciendo pintadas contra la turistificación, en las que hay manifestaciones constantes para tratar de concienciar a instituciones y propietarios de la necesidad de limitar la oferta. También en Pamplona están apareciendo, en el centro o en algunos barrios donde de un tiempo a esta parte se han abierto numerosos apartamentos turísticos, muchos en bajos, limitando la opción de vivienda y de comercio.
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