Camino Oslé, vicepresidenta de la Casa de la Misericordia, dijo durante el acto de entrega del Gallico de Oro: “Yo creo que gustan los toros, y que sigan gustando mucho...”. Lo que se recauda en esta feria sirve para “equilibrar nuestro presupuesto” como fundación. Salía así en defensa de encierros y corridas. Normal. Son más de 600 mayores residentes, sabemos que están bien atendidos, que salen, están entretenidos y gozan de precios muy inferiores a los de clínicas privadas.

Los que todavía vemos el encierro en la tele y vamos a la plaza con amigos o familiares como una liturgia más de las fiestas, por no decir que corregimos decenas de páginas de toros, pero miramos a otro lado cuando matan al toro porque sufrimos, sabemos que esta fiesta tiene los días contados. Fiesta que, de momento, sigue siendo lo que es y tiene la proyección que tiene, gracias a los bureles.

Conozco profesionalmente a Camino Oslé, profesora jubilada de la UPNA –y una de las primeras concejalas de esta ciudad– desde hace muchos años. Se que la suya es una opinión sincera y honesta. Era un referente en temas de mayores cuando querías hablar de sabiduría y aprendizaje. Te sigo la pista Camino y, si un día se acaban las corridas, habrá que pensar en otras cosas para sufragar fundaciones como la vuestra. Para no depender de dinero público o de grandes negocios.