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Mesa de Redacción

Ana Ibarra Lazkoz

Spielberg y el genocidio

Spielberg y el genocidioAhmad Awad | EFE

Si la desesperación de una madre gazatí no nos conmueve, ¿de qué clase de fibra o despojo humano estamos hechos?: “Mi hijo ya no se sostiene”, clama Hidaya al Mutauaq abrazada a un cuerpo esquelético de 18 meses y seis kilos y medio de peso que lleva meses sin apenas comer porque es difícil encontrar un plato de arroz y la mayoría de las noches se acuestan sin ingerir nada.

Pero la imagen del pequeño gazatí en medio de la hambruna que sufre Gaza no parece remover nuestras conciencias lo suficiente. Al menos no lo parece. Es la misma foto del holocausto, de los guetos de Varsovia en la Polonia ocupada por los nazis. Como la niña del abrigo rojo que retrataba Steven Spielberg en La lista de Schindler caminando por el gueto de Cracovia mientras se oyen los disparos y que terminó siendo brutalmente asesinada. Esa niña simbolizaba la bandera roja que los judíos ondearon alertando a las potencias aliadas en la Segunda Guerra Mundial, un grito de auxilio que al igual que ocurre ahora, no fue escuchado a tiempo.

Pasaron 50 años desde el genocidio para que una película del director judío nos narrara el horror de lo que nunca debió ocurrir. Hoy tenemos claro que ni Hollywood ni el lobby sionista americano va a llevar al cine esta masacre con origen en el bloqueo israelí que empuja a más de dos millones de personas a morir de hambre. Hoy, el mundo vuelve a mirar a otro lado. Lo dice Naciones Unidas, las personas en Gaza no están vivas ni muertas, son cadáveres andantes.