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La doble adulteración

La doble adulteraciónMIQUEL A. BORRÀS / EFE

No había empezado la Liga y Arrasate ya había dejado una metáfora gastronómica para la hemeroteca: “La guarnición se ha comido al solomillo”. Era su lacónico y certero análisis del posible partido liguero en Miami entre el Villarreal y el Barcelona.

Y no solo por el circo que supone –incluidas las molestias para los aficionados del submarino amarillo, aunque el club les pague el viaje o les devuelva dinero del abono, y también para los del Barça–, sino porque se produce una doble adulteración de la competición.

1. Porque el Villarreal juega en un campo neutral un partido en el que iba a ser anfitrión (cierto es que el Barça ha vencido en sus seis últimas visitas a La Cerámica, pero siempre tendrá más posibilidades el Villarreal de ganar a los culés en su estadio que en un campo neutral).

Y 2. Por la paliza extra, para dos equipos de Champions, de meterles dos viajes transoceánicos en medio de su ya saturado calendario.