Coherencia y firmeza: la izquierda navarra ante la deriva ultra
¿Nos hemos pasado la izquierda tolerando lo intolerante? ¿Tenemos que permitir y escuchar discursos llenos de odio y mentiras? ¿Debilitan estos comportamientos nuestra sociedad?
La izquierda acostumbra a pecar de tolerante, de democrática, pero ¿qué pasa cuando la intolerancia desborda los límites democráticos? ¿Es ético que bajo el paraguas de la democracia quepan discursos llenos de odio y mentiras? ¿La libertad de expresión lo ampara todo?
No podemos permitir más el señalamiento de colectivos, el desprecio de la memoria democrática, la difusión de mentiras, de datos inconexos, retorcidos y falsos y, sobre todo, y lo que es más preocupante, el menosprecio a la democracia y a las instituciones públicas.
Estamos en un momento en el que, tristemente, es habitual que representantes políticos menosprecien a sus oponentes con ataques personales, que se alejan de lo político. Un tiempo en el que los principales partidos, como UPN y PSN, aquí en Navarra, o PSOE y PP/VOX en el Congreso, agitan el no entendimiento, y han convertido las instituciones legislativas en un mero reñidero político. El menosprecio a la convivencia democrática parece que están de moda.
Están jugando al conmigo o contra mí y están dividiendo a la sociedad, cuando es fundamental que la ciudadanía se una para defender entre todas y todos los derechos y libertades que la ultraderecha está poco a poco eliminando.
La ultraderecha no es una simple opción o posición política: es un cáncer que se está extendiendo lentamente, y que, disfrazada de patriotismo, está envenenando sociedades enteras.
Se nutre del miedo, de la rabia de la ignorancia y lo extiende en todas las esferas.
Y ante los problemas reales, nunca trae soluciones. Solo gritos, banderas y promesas vacías.
Siempre están buscando un enemigo al que combatir, (porque si, de forma belicista, hay que luchar contra algo): el inmigrante, el pobre, la mujer libre, el diferente, vaya, siempre los mismos. Y mientras, desvían la atención de sus propias miserias y corrupciones.
¿Y el problema? Que en este juego han entrado UPN y PP, que aquí en Navarra, blanquean y acompañan a VOX.
No nos olvidemos que el propósito de este partido es dividir a la gente entre los buenos y los malos usando herramientas tan burdas pero eficaces, como los discursos llenos de mentiras repetidas hasta pretender convertirlas en verdad, evocando a un pasado nostálgico que nunca debió existir.
Este mismo jueves lo hemos vuelto a sufrir en el Parlamento de Navarra, ante la presentación de una nueva iniciativa en la que, utilizando la mentira y mostrando un total y absoluto desconocimiento de la ley, lo único que pretendían era generar odio hacia las personas migrantes.
Una moción que contó con la negativa explícita de Geroa Bai. Nosotras abandonamos el salón de plenos, pero ahí se quedaron UPN, PSN y PP.
No podemos olvidar nuestra responsabilidad, el mensaje implícito que mandamos en cada acción, y el papel que tenemos a la hora de construir y contribuir a una sociedad tolerante y cohesionada.
Y no, no todo vale. Y el ejemplo que desde las instituciones mandamos es claro: una mayoría que no tolera, que no está dispuesta a aceptar las mentiras para generar odio, y una minoría; la derecha, que cree que la libertad de expresión es permitirlo todo.
Nos jugamos mucho. Y es hora de que, pese a nuestras diferencias políticas, compartamos un mismo objetivo: la defensa de los derechos humanos, de la libertad y de la democracia.
La autora es parlamentaria foral de Geroa Bai