Reconozco que me he quedado exhausta con la memoria interesada del emérito en la publicación de sus memorias, Reconciliación, un libro donde repasa su vida y su reinado de casi cuatro décadas. El libro que ya está en las librerías de Francia se publicará en España el 3 de diciembre. No pienso comprarlo pero lo que ha trascendido me provoca mucha rabia. Es increíble que el vecino de Abu Dabi se atribuya en exclusiva la llegada de la Democracia a nuestro país como si el exilio, la clandestinidad, las organizaciones sociales, políticas y sindicales, y el pueblo en general no hubiera hecho nada para conseguirlo.
En realidad si lo miramos fríamente lo que realmente consiguió fue crearse un autoempleo para él y su dinastía. “Un día Franco me hace ir a su despacho. Yo no sabía nada. Me lo dijo sin rodeos: Te voy a nombrar sucesor como rey. ¿Aceptas?”. Así empezó todo. No lo exalta pero blanquea de alguna manera la figura del dictador como si fuera una circunstancia histórica necesaria para llegar a la democracia. “Guardé lealtad al jefe del Estado hasta su muerte”, indica. Por supuesto que no hay una condena ética al régimen y evita juzgar moralmente al dictador. Se atribuye además que dio a los españoles “una democracia que sigue viva, esa es mi herencia”. Como si su papel fuera esencial en el cambio de régimen autoritario a un régimen democrático parlamentario. “No tenía un plan completo pero tenía la brújula”, subraya. Su plan era restaurar la legitimidad de la Corona, desmontar el franquismo sin provocar una guerra civil, y buscar consensos entre franquistas, oposición y Ejército. Insiste en ello cuando recuerda que “los militares intentaron, con las armas, burlar la joven democracia española, mi obra”.
No se habla de las huelgas, persecuciones ni encarcelamientos durante el franquismo. No se menciona el papel que jugaron universidades, movimientos culturales y populares, asociaciones vecinales o luchas sindicales a finales del franquismo. Tan solo admite que “la sociedad estaba preparada para la democracia”. El liderazgo principal fue del rey, viene a decir, el protagonismo no es de la sociedad civil y se minimiza o casi diría que se silencia el papel de los movimientos sociales y sindicales. Por no hablar de su defensa de la monarquía, que es “el único poder del Estado que no está marcado por una historia de divisiones civiles”, según los fragmentos que se han publicado en periódicos franceses.
Tiene más perlas: considera que la monarquía debe permanecer cuando él no esté, como una institución que “pertenece” a España, admite quien se define como “el único español que no tiene pensión a pesar de sus 40 años de servicio”. Personalmente me parece una burla a todo el pueblo que, al igual que hace medio siglo, no tiene derecho a elegir su modelo de gobernanza. Sinceramente, creo que flaco favor le hace al actual monarca Felipe VI. No soy monárquica, se nota.
src="https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/statics/js/indexacion_Trebe.js">