El Parlamento foral cerró ayer su debate sobre el Estado de la Comunidad pactando entre los socios de gobierno declaraciones de calado, dirigidas a reforzar el acceso a la vivienda y la salud, a impulsar las energías renovables, y a luchar contra la pobreza y fortalecer la convivencia democrática mediante el diálogo.

Y cito la vivienda y la salud como primeras para poder avanzar con todos los estudios y programas que ya tenemos de base. Ayer se habló de limitar los precios del alquiler en todos los municipios navarros. Y de impulsar un plan específico para el medio rural. Porque cuando se anuncia suelo para 20.000 viviendas en Pamplona entre los proyectos de Donapea, Sarriguren y Etxabakoitz, o se hace algo en los pueblos o la gente joven se nos irán a vivir a Pamplona; de cabeza.

Los pueblos no podrán competir con la nueva oferta de vivienda protegida y asequible en los nuevos barrios residenciales si no tienen proyectos en marcha para competir, si los ayuntamientos o la nueva empresa mixta no se hace con suelos o viviendas vacías que puedan reformar o subdividir, si no hay adaptación de edificios públicos o el fomento de cooperativas. Si no hay viviendas en alquiler porque son inabarcables e inviables, si no se crean apartamentos para jóvenes. De nada nos servirá la telemedicina, los coworking ni la inserción social de los inmigrantes (Navarra es la comunidad que más crece gracias a ellos) si no hay oferta habitacional para ellos. Si los parques de renovables o las plantas de biometanización son los únicos vecinos del campo.