Hace apenas 6 días se cumplieron 20 años del fallecimiento en accidente de moto en los altos deAibarde uno de mis mejores amigos, uno de esos que son como tu adn y a los que conoces desde que no levantas un metro del suelo y te encuentras en el patio de un colegio. En el patio del colegio y también desde muy pequeños –a los 3 años, aunque hasta los 15-16 años no compartiéramos clase cuando en 3º de BUP se mezclaron las aulas para hacer Ciencias o Letras–, nos encontramos todos también con El Visa, Nacho Ansó, trágicamente fallecido este martes también en un accidente de moto en Sevilla, ciudad en la que llevaba más de 20 años desarrollando su trabajo y pasión como hotelero, un camino que conoció desde muy pequeño de la mano de su padre Ángel Mari, al que desde aquí mando un abrazo –y a toda su familia y amigos del colegio y posteriores– y el de mi hermano, mi padre y toda mi familia.
Qué putada, Visa, qué putada, me acuerdo como si fuera hoy de nuestros problemas con las asignaturas que menos nos gustaban, tú en el pupitre de delante, creo recordar, y de tus ilusiones con el tenis, que practicabas en la Asociación Deportiva San Juan. Y de que eras más madridista que Bernabéu y yo más culé que Núñez, aunque ambos de Osasuna antes, eso sí, eso siempre. Luego ya nos fuimos perdiendo la pista entre las carreras y los trabajos y las ciudades a las que te llevo el destino pero, qué sé yo, las pocas veces que nos vimos seguíamos siendo esos críos de 16 años que se tienen cariño y respeto.
Qué pena, joder, qué agujero dejan estas cosas en los seres más queridos de quienes se van y qué impotencia suelen sentir quienes están alrededor. Llevamos un año trágico en Navarra en las carreteras. Este martes se sumó este accidente cuya noticia voló como una sombra negra desde Sevilla. Buen viaje, Visa, donde vas hay pista de tenis, sol y muchas risas.