Piel

Elma Saiz es un ave política migratoria. Con facilidad para nidificar. La competencia ministerial en Migraciones es su hábitat. Ya tiene otro nido: portavoz del Gobierno de España. Nació en Pamplona a los pocos días de la muerte de Franco, a las puertas del acueducto foral, y se licenció en Derecho (especialidad en fiscalidad).

Lleva algo más de veinte años en política con una baraja de tarjetas de visita: parlamentaria foral (2003); delegada del Gobierno central en Navarra (2008-2012), nombrada por ese Zapatero que impidió un gobierno foral de coalición que luego convino a los socialistas hacer posible; directora del Instituto Navarro para Igualdad y Familia (hasta la ruptura del gobierno de coalición UPN-PSN); concejala fugaz en Pamplona (2019), apenas unas semanas hasta asumir la consejería de Economía y Hacienda con Chivite (2019-2023) y, además durante unos meses, la portavocía del Ejecutivo; candidata a la alcaldía de Pamplona (2023); concejala y portavoz socialista durante seis meses; Ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, con nombramiento ulterior también como portavoz del Gobierno. Los nidos de Elma. Su “sitio” confeso era Pamplona, pero las dos veces solo aguantó unos meses. Le gusta la cama elástica: dejarse caer para elevarse mucho con el impulso.

Política de compromiso firme aunque mudable: “He dicho, y de manera reiterada, que los socialistas no íbamos a hacer alcalde a Joseba Asiron, de EH-Bildu”. Defensora a ultranza de su patrocinador: “Sin pruebas, se intenta manchar la honorabilidad de personas honradas y honestas. Traslado mi máxima confianza a Santos Cerdán”.

Como consejera de Economía y Hacienda y responsable de las cuentas de Navarra, facilitó la larga prórroga en la jubilación del ingeniero presidente de la Mesa de Contratación de las obras de Belate. Por lo que fuere. Como en cada responsabilidad, “se dejará la piel”. Aunque ya se la arrancarán a tiras por su vínculo con Santos Cerdán.