La película de Amenábar nos recuerda el comienzo del cristianismo oficial. La COPE se queja de que los cristianos aparecen de negro y son reflejados como los malos, y que los adoradores de los dioses vayan de blanco y defiendan la filosofía y la ciencia. Pero no son capaces de negar la verdad, pues ésta se impone.

Hipatia murió por ser mujer en un mundo que dominaban machos retrógrados, que escuchaban a otro macho retrogrado como San Pablo de Tarso y, como además, era científica, lo tenía mucho más crudo.

Ciencia y religión se han llevado muy mal y sobre todo con los mandatarios católicos y esto no tiene vuelta de hoja. Ya en aquel tiempo en Alejandría, Aristarco de Samos explicó que la Tierra y los planetas giraban alrededor del Sol, Euclides sus elementos y su óptica, Herófilo de Calcedón llegó a comprender la anatomía gracias a sus trabajos de disección y vivisección.

Todo esto a los nuevos señores que debían imponer el Cristianismo, les parecía obra del demonio y no tuvieron, ni tienen ningún inconveniente en destrozar la filosofía, la ciencia y la cultura, y durante siglos han retrasado que la ciencia empuje a la humanidad a donde le corresponde, ser como obra de Dios, los dueños y señores de sí mismos y no marionetas de sacerdotes que han traicionado a Cristo.

Médicos en siglos posteriores fueron perseguidos por investigar los cuerpos y siguen negando trabajos de genética. Nunca aprenderán, pues no quieren hacerlo.

En mi juventud nos prohibían leer libros y siempre han querido un pueblo inculto, para manipularlo a su antojo. Pero esto se acabó, ya que su dictadura no funciona y es cuestión de tiempo, de poco tiempo que su poder termine.

Ahora se dedican a crear santos y el Vaticano se hace propaganda santificando bellas personas, que han entregado su vida por los demás aun cuando ellos mienten y viven de falsear y mitificar a Cristo.