Hace cincuenta años que murió Camus en un accidente de coche absurdo. Iba acompañado por un Gallimard que conducía. Derraparon y se chocaron bruscamente contra un árbol solitario de la carretera. Murió en el acto. Dejó una vida activa, dos hijos y unos cuantos libros incuestionables.
Nacido en la colonial Argelia, siempre se mostró anticolonialista y afín a la permanencia de la cultura francesa en tales tierras. Fue gran nadador y enormemente aficionado al fútbol, algo que reconoció como aporte a su forma de encarar las cosas y, en definitiva, su obra. Su madre era de ascendencia española y su padre francesa. Todavía joven, marchó a París. Durante la guerra y años después dirigió la revista Combat adoptando el existencialismo como manera de estar en el mundo. El existencialismo es un humanismo había escrito su colega Sartre. Coincidieron sus posturas hasta que el stalinismo en la Unión Soviética hizo notar su barbarie quedando a un lado y expulsado del Partido Comunista francés. A. Camus escribió a propósito un libro denso, capital en su pensamiento, El hombre rebelde. La primera obra que leí de este atrayente autor fue El extranjero. Su idea del absurdo me recordó someramente a El proceso de Kafka. Luego vi la película de Visconti, creo recordar, que me pareció no alcanzar la altura de la breve novela de Camus. Es enjuiciado un hombre porque sí, sin haber cometido delito alguno, sin que nada pueda hacer reflejo profundo del absurdo.
La Peste cuenta la historia de una ciudad que, presa de una progresiva epidemia de peste, se defiende como puede. La unión de los ciudadanos en la ferviente lucha supera el absurdo y nos lleva a pensar en una lucha cristiana por enfrentarse a la adversidad.
Camus apenas sistematizó su pensamiento filosófico. Éste lo vertió en obras literarias de gran profundidad. Así resulta una obra de ensayo El mito de Sísifo, condenado a levantar una enorme piedra hasta la cima de una montaña para que vuelva a caer y tenerla que volver a levantar ad infinitum. Se trata de una explicación racional del absurdo, primigenia idea fundamental del autor.
En su obra dramática Calígula, nos expone la locura del poder absoluto y sus nefastas consecuencias sobre el género humano. Es una obra calificable como filosofía política.
Albert Camus, en 1957, recibió el Premio Nobel de Literatura.