¿Tregua definitiva?
Hay que reconocer que hoy estamos mejor que ayer, que una tregua global y verificable es un paso importante en la lógica de ETA, aunque el resto de la sociedad pensemos que es insuficiente. Esta tregua, en el contexto del camino que está recorriendo la izquierda abertzale dando muestras de que realmente la apuesta por las vías políticas exclusivamente va en serio, también es positivo. Sin embargo, las claves del final son tercas. O ETA y la izquierda abertzale están dispuestos a pasar página de la violencia sin un logro político (más allá del de su propia legalización), o volveremos a las andadas. Y, desde luego, por más que pueda responder a cuestiones internas, la insistencia en ser garante o supervisor de un eventual acuerdo político, hace que el comunicado de ETA tenga grandes oscuros.
Y el problema para dejar las armas sin ningún logro político es el relato a plantear a su gente. Décadas de violencia, más de 800 asesinatos, muchos muertos entre sus filas, miles de años de cárcel, malos tratos y un sinfín de sufrimientos para qué, para conseguir ser legales, cuando lo fueron hasta no hace mucho. ¿Están dispuestos a decirle a su gente que tanto sufrimiento no ha servido para nada? Obviamente, deberán hacer un relato que situarán en clave triunfalista, lo que ocurre es que la evidencia dice que la violencia, si algo ha hecho, es desprestigiar lo que de legítimas tienen las reivindicaciones abertzales.
En todo caso, esperemos que esta vez la política se imponga a la violencia y estemos ante el final definitivo. Será el momento de arrimar el hombro entre todos para la reconciliación, el cierre de heridas, la generosidad, la apuesta por mejorar una maltrecha convivencia. Una reconciliación que no será posible sin verdad, justicia, reconocimiento y reparación de todas, insisto, todas, las víctimas.