Las costas de la Tripolitania se bañan en sangre
Tal vez se trate de un espejismo, pero las noticias que llegan de Libia parecen apuntar al efecto dominó que las rebeliones de Túnez y Egipto están teniendo en las costas del sur mediterráneo y aledaños. Los primeros disturbios en Benghazi así lo confirman: al menos 200 muertos en una orgía de sangre represora. Es pronto para saber si las protestas irán in crescendo siguiendo el modelo de sus vecinos y si fructificarán como aquéllas en el pais del rey del bótox, con toda la maquinaria bélica del coronel en las calles.
Libia, comparativamente, es un estado con un nivel de vida más aceptable que el resto y lo que es más importante, bastante más instruido. Hay escepticismo, pero sería esperanzador que florasen revoluciones en el mundo árabe no sólo empujadas por la miseria material. Lo hermético del férrero y eterno régimen de Gadafi y familia -como no podía ser de otro modo-, pese a su proximidad geográfica, dificultan por el momento que sepamos con exactitud qué acontece en el país, donde el regimen del excéntrico y cruel Gadafi cierra a cal y canto las comunicaciones con el exterior. Lo que sí sabemos es que algo se mueve en la Cirenaica. Esta vez la UE no debe ni puede ser titubeante frente a la antigua colonia italiana. Una lástima que un puente como el que debiera desempeñar Roma, esté como está. Pena que tengamos unos representantes de la UE que no merecen tal calificativo. Si las señales cobran cuerpo en la Tripolitania, el joven país que invistió a Hugo Chávez como doctor honoris causa por la Universidad de la capital libia el pasado otoño, necesitará de nuestro apoyo, de no ser dejemos que lo que acontece en el mundo árabe termine como el rosario del Sha. Por dignidad y por el bien de las dos orillas del Mare Nostrum.