La Hermandad Obrera de Acción Católica celebra el Día de la HOAC 2011 bajo el lema: Crisis económica: ¡Justicia para el mundo obrero empobrecido! Esta celebración es un momento privilegiado de encuentro donde celebrar y compartir la vida de la HOAC con el mundo obrero, y de reflexión y denuncia de la realidad conflictiva que está afectando a tantos trabajadores. Queremos reafirmar nuestro compromiso de recuperar el sentido de la dignidad de la persona, de ser obrero e hijo de Dios, así como nuestra esperanza de contribuir en devolver a Cristo a los pobres, al mundo obrero y del trabajo.

Este año queremos acercarnos a los rostros sangrantes de esta crisis económica que padecemos y presentar la realidad creciente de empobrecimiento y deshumanización que padece el mundo obrero. La actual situación de precariedad laboral y empobrecimiento no es producto solamente de la crisis económica, sino efecto de un mal endémico al sistema económico y productivo vigente, agravado aún más por la crisis.

Según el VI Informe de la Fundación FOESSA, entre 1994 y 2007 España experimentó un crecimiento económico superior a la media europea, pero los índices de pobreza se mantuvieron en torno al 20%. Es decir, el empleo creado no ha servido para reducir la bolsa de pobreza, y que muchos trabajadores permanecen en ella a pesar de estar trabajando.

El empobrecimiento es una injusticia estructural de nuestra sociedad, consecuencia de la distribución injusta de los bienes, es un problema radicalmente político. Tomar conciencia del empobrecimiento como injusticia es hoy tarea fundamental, porque en nuestra sociedad se tiende a ocultarlo y a culpabilizar y responsabilizar a las personas empobrecidas de su propia situación. Construir una sociedad a la altura de la dignidad del ser humano pasa porque la lucha contra la pobreza ocupe el centro de la acción política.

El Evangelio y la doctrina social de la Iglesia nos aportan un proyecto de humanización, de ser y vivir desde Jesucristo, y otra manera de comprender y construir las relaciones sociales que ponen a la persona en el centro de la realidad, y especialmente a las personas empobrecidas. La tarea de promoción de la justicia en el mundo obrero forma parte de nuestra misión evangelizadora como creyentes y como Iglesia. Nuestra pretensión es que podamos compartir, ahora y siempre, la vida y las aspiraciones de las víctimas del mundo obrero; en primer lugar, con ellas y también con nuestras parroquias, grupos y movimientos cristianos, organizaciones ciudadanas y con todos los trabajadores.