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¿Vuelve la izquierda?

Como consecuencia lógica de la Guerra Fría y la herencia inevitable de una crisis energética mal resuelta, la URSS y sus satélites se disolvieron en apenas dos años. El nuevo orden trajo consigo una rápida depauperación de la marca socialismo y una alergia generalizada hacia el color rojo. A pesar de la derrota comunista, toda la izquierda pagó aquella estampida.

Estaba claro que el liberalismo había triunfado sobre su gran bestia negra, convirtiéndose en la única vía hacia el futuro. Fue entonces cuando apareció el político gestor, ya que la contienda ideológica no parecía tener sentido. ¿Para qué malear un caso cerrado? Si uno no se andaba con cuidado podía ser tachado de bolchevique (Mayor Oreja lo sigue haciendo en la actualidad), incluso la socialdemocracia estaba bajo sospecha pese a su largo historial de enfrentamientos con la dictadura soviética. Lo más inteligente era resguardarse, o adaptarse en el más de los casos.

La década de los 90 y los 00 del nuevo siglo parecían prolongar sin solución de continuidad una manera de concebir la izquierda libre de asperezas. Así surgieron fenómenos como el social liberalismo, la Tercera Vía o el mismísimo Tony Blair a quien ya nadie recuerda. Hasta la crisis de 2008 fue la manera más práctica e inteligente de enfrentarse al bloque conservador. Este apaciguamiento de las tensiones internas de Occidente ha terminado con cierta violencia, poniendo a la izquierda contra las cuerdas. Nos encontramos en un doble frente poco prometedor: por un lado conocemos las trágicas consecuencias del apasionamiento dialéctico de la primera mitad del siglo XX, y por otra comprobamos la caducidad del pragmatismo made in England que se ha seguido hasta ahora...

Los más osados, como el líder laborista Ed Miliband, empiezan a usar expresiones como mayoría trabajadora o apoyo mutuo, y es que en el campo de la izquierda vuelve a dispararse la demanda ideológica. Llevará algún tiempo articular un programa de nueva generación que enfrentar al de la derecha, pero el camino está abierto. Solo cabe hacerse una pregunta: ¿quieres participar?