Hace unas fechas, Arturo Pérez-Reverte manifestaba que el ajedrez es una asignatura pendiente en España en cuanto a los niños se refiere. Según él, solamente es obligatorio su desarrollo en cincuenta colegios del país, y figura como actividad extraescolar en menos de un millar.

Es una lástima que esta actividad se halle en esta situación. El ajedrez enseña, entre otras cosas, a pensar con razón y lógica. Lo empleamos, en diferentes áreas, que van desde la preparación psicológica de deportistas, cursos de memoria, trabajos en rehabilitación, sofrología...

Es indignante comprobar cómo hace unos pocos años el Senado aprobó una propuesta para instar al Gobierno a que facilitase la promoción del ajedrez en los colegios, pero ya ven que no hay forma.

Resulta increíble, pero hoy en día una gran parte de la población piensa que el ajedrez es algo muy parecido a las damas. Es seguro que muchos de los que así piensan, si lo conocieran con algo de profundidad, se sentirían bastante decepcionados por no haber aprendido antes su funcionamiento.

Así pues, sería bueno apoyar la expansión de esta maravillosa actividad. Me viene al recuerdo ahora una tarde que hace unos años dedicamos al ajedrez en un centro de rehabilitación de drogodependientes en nuestra comunidad. Varios compañeros nos enfrentamos con otros tantos internos. Se creó un buen ambiente, bromas, aunque allí nadie quería perder. Los terapeutas del centro miraban con cara de satisfacción ante aquella maravillosa terapia. Fueron varias horas en las que, según la responsable del centro, tanto la metadona, la cerveza y el tabaco fueron prácticamente olvidados.