Dime de qué presumes y te diré de qué careces...
Escribo estas líneas desde el dolor de una hija que ha perdido a su ama en 17 días y en la convicción de que esta reflexión sirva para algo.
Durante los meses de julio, agosto y septiembre acudimos varias veces con mi ama al centro de salud de la Rotxapea. No se encontraba bien, se quejaba de estreñimiento alternando con fuertes diarreas y un dolor muy fuerte en la espalda al final de la columna vertebral y del abdomen. Nos recetaron diferentes medicamentos para el estreñimiento y las diarreas. Le sacaron una placa del coxis y estábamos a la espera de pasar por el traumatólogo. La familia insistíamos en que era necesario regular el tránsito intestinal y les advertíamos de la pérdida de peso (4, 7, y finalmente 10 kgs. en menos de 3 meses). Pero se nos insistía en que cuando estuviera estreñida tomase la medicación, y cuando tuviera diarreas hiciera dieta o tomase suero y la medicación para la diarrea.
Acudimos en muchas ocasiones al centro de salud, pero cada vez nos atendió un médico distinto. También acudimos a Urgencias de Virgen del Camino en tres ocasiones y al centro San Martín en otra.
El día 25 de septiembre ingresó en el hospital Virgen del Camino y a los dos días le diagnosticaron un tumor en el páncreas con metástasis y nos comunicaron que no había nada que hacer y tenía un mes de vida. El 12 de octubre falleció.
Cuando alguien pierde a un ser querido de manera tan rápida e inesperada hay muy pocas cosas que nos sirven de consuelo. Pero en este caso todavía más, ya que nos preguntamos si era necesario el sufrimiento y dolor de mi ama y la impotencia de los que le rodeábamos durante tres meses. ¿No hubiera sido posible diagnosticarle desde el principio y haberle paliado el dolor?
Sabemos que el cáncer de páncreas es de los más agresivos y fulminantes, pero siempre tendremos la pena de los tres meses de dolores insoportables que tuvo que vivir.
Hoy podemos dar gracias a mucha gente que nos ha acompañado, mostrado su cariño en estos días tan duros, y nos ha hecho llevar estos momentos tan difíciles un poquito mejor. Gracias al doctor Gregorio Tiberio, al doctor Pedro Clavero, al doctor Javier Guibert, a todo el personal de la 6ª planta del Hospital Virgen del Camino, al instituto Ibaialde de Burlada, a la escuela pública Doña Mayor de Navarra, al colegio de La Compasión, a los vecinos de la Rotxapea, al pueblo de Gaskue, a familiares, amigos? Pero, desgraciadamente, no podemos decir "Gracias ambulatorio de la Rotxapea ni gracias por el buen funcionamiento del Servicio Navarro de Salud". Los pacientes no son números, son personas con sentimientos, con unas necesidades inmediatas a las que responder sin ningún tipo de recorte. Con la salud no se juega.
Desde la pena de haber perdido a un ser querido que no ha sido atendido de manera correcta, espero que estas líneas sirvan de reflexión para las personas encargadas de la sanidad navarra de la que tanto presumen y alardean. Aunque para nosotros desgraciadamente ya es demasiado tarde, ya que nadie puede devolvernos a nuestra ama.