Soy una señora francesa que estoy pasando unos días en Pamplona. Yo amo mucho a Navarra desde que vine hace años a hacer el Camino de Santiago y quedé enamorada de su arte y bellos paisajes y de la gentileza de sus gentes.
En el presente estoy jubilada, pero he tenido una panadería repostería durante muchos años en un pequeño pueblo cerca de Perigueux.
Para nosotros, los ciudadanos franceses, la pastelería es muy importante y los productos de los pasteleros son siempre de una calidad superior, incluso en los pueblos más pequeños.
Por eso me ha dolido mucho que la señora Barcina haya dicho en Madrid que le hizo daño el tartazo debido a la dureza del merengue francés.
Por supuesto que no estoy de acuerdo con que le den tartazos a las gentes y que creo que está muy mal lo que le hicieron en Toulouse. Seguramente quedó chocada por el susto. Es normal
Pero estoy segura de que si las tartas estaban hechas en Francia, el merengue habría tenido el punto de dureza exacto. Para un francés, que las cosas que hace estén a point es muy importante y siempre nos esforzamos mucho para lograrlo.
Comprendo que la señora Barcina se sienta ofendida, pero tantos honrados artesanos franceses no tenemos porqué ver nuestro trabajo puesto en cuestión.
Invito a los ciudadano navarros que aprovechen que viven tan cerca de Francia y que comprueben que los merengues, los macarons, los croissants y tantas exquisiteces de la pastelería francesa son perfectos y que no hacen daño. Al contrario, uno se pone contento cuando los toma.