Se ha dicho que en esta vida estamos de paso. Eso es un tremendo error. Somos seres que estamos evolucionando por muchísimo tiempo en este planeta. En la filosofía oriental se plantea la vida así. Y yo pregunto: ¿hay algo en la filosofía seria occidental que nos asegure que no es así? Solo la falta de reflexión, unida a la pasión, nos lleva a plantearnos una vida de borreguitos que toma por suya la filosofía que en ese momento se ajusta mejor a sus instintos, tanto personales como colectivos.

Lo mismo que el cuento de La torre de Babel es un símbolo que significa la dificultad y las barreras que pone la vida para obligarnos a superarnos, toda la diferencia de razas y de progresión a distinto ritmo, tanto en las naciones como dentro de cada nación, significa lo mismo. El que nos ha diseñado y nos ha puesto aquí no es nada tonto. Y ha pensado muy bien, de antemano, que el hombre llevaría implícita la codicia del orgullo y del egoísmo, y para ello le pondría una dificultad añadida. "Como vais a estar todos juntos y no podréis escaparos al planeta de al lado, no tendréis otro remedio que sufrir lo indecible hasta que os pongáis de acuerdo en querer buscar líneas más positivas". Se supone que buscar soluciones para esto nos llevará a aprender algo sobre la técnica del amor puro, y no la palabrería acerca del amor. Los místicos y verdaderos ocultistas saben que para aprender esa experiencia técnica es necesario atravesar lo que se ha llamado la noche oscura. Y ello conlleva mucha dosis de aceptar la impotencia. Mi pregunta es ésta: ¿cómo podría aprender la humanidad, como colectivo, la técnica del amor sin experimentar su propia noche oscura? En el llamado Apocalipsis se dice: "respetar a Dios y darle la razón en todo".