Finalizadas las elecciones, llega el momento de cumplir las promesas preelectorales y de realizar el trabajo que hay sobre la mesa. Antes de que empiecen las excusas o dificultades propias del politiqueo quiero mostrar a los propios políticos y al Gobierno de Navarra mi indignación. Soy cuidadora de gran dependiente y sé de qué hablo. He leído últimamente las medidas que pretenden adoptar respecto a la Ley de dependencia. ¡Qué valientes! Recortando a los navarros que más necesitan y menos pueden defenderse. Luego presumen de solidaridad, empatía y hasta de ser buenos cristianos, pero está visto que todo se queda en pura palabrería.
Es muy triste llegar a ser dependiente, después de toda la vida trabajando honradamente, contribuyendo con los impuestos, vamos, siendo gente corriente, buena gente. No entiendo de números, pero creo que con un poco de esas descomunales subidas a sus, ya de por sí suculentos sueldos, bastaría para pagar esos recortes en centros de día, ayuda a domicilio... Están jugando con el poco aliento de muchas personas, lo saben y no parece no importarles. ¿Cuánto dinero se está invirtiendo-despilfarrando en esta época de crisis en servicios aparentemente no tan necesarios (circuito de Los Arcos, Reyno Arena, por citar dos ejemplos claros)?
Es cierto que nadie ha hecho méritos para estar en esta situación de la que les hablo, por eso solo espero que la vida se acuerde de todos, y si algún día llegan a ser dependientes (que seguro no les faltará ni centro a dónde ir, ni dinero para pagarlo), comprueben lo triste y duro que es vivir así. Las personas afectadas, y yo particularmente, seguiremos cuidándoles todo lo mejor que podemos y sabemos porque les queremos. Pero les pido que piensen un poco en la vida cotidiana, en el día a día de muchos de los navarros y navarras a los que ustedes representan, los cuales, el resto de los 364 días del año, no son un mero voto electoral.