Leo en esta sección de un periódico a Eliseo Jiménez, entrenador de la selección navarra de cadetes masculina de baloncesto, agradecer y aplaudir el comportamiento, el esfuerzo, el sacrificio y la deportividad que esta selección tuvo, en todo momento, durante el Campeonato de España celebrado en Valladolid el pasado mes de enero.
Yo, como padre de uno de los jugadores, me uno a este aplauso y me descubro ante un equipo que dejó a una comunidad pequeña como la nuestra en un pabellón muy alto en lo deportivo, y más aún en lo humano. Un campeonato y unos partidos tan llenos de emoción, de entrega y de compañerismo, que será muy difícil que olvidemos.
Pero quiero decirte Eliseo, que esta actitud, este comportamiento y esta calidad deportiva, no ha nacido por generación espontánea, sino que ha sido forjada poco a poco gracias a personas como tú. Personas que, con mucho trabajo, dedicación, paciencia y profesionalidad, conseguís hacer este milagro con nuestros hijos.
Por ello, y con un sentimiento compartido, quiero con estas líneas reconocer y agradecer a todos los que cada semana, y en las canchas navarras, enseñáis a jugar a baloncesto a nuestros chavales y, lo que es más importante aún, enseñáis y promovéis unos valores que sin duda les van ayudar a ser mejores personas.