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Estudios, estudios...

Según se desprende de un estudio publicado en un par de revistas americanas recientemente, y en el que han participado expertos españoles, "tres meses de lactancia materna fortalecen el corazón del bebé". Una vez más, uno se queda perplejo ante la lectura del comunicado. ¡Naturalmente que sí, faltaría más! Existen obviedades ante las que es absurdo perder el tiempo, las energías y los fondos económicos, investigando. A las verdades de razón como el hervor del agua a determinados grados o la suma de los catetos, se llegó investigando, pero lo de la lactancia materna ya nos lo comunicó la naturaleza a nuestro sentido común.

Nos viene ahora a la memoria el resultado de otro estudio llevado a cabo hace un tiempo, en el que se afirmaba que la mejor leche para el bebé era la de la madre. No hay palabras. El actual estudio indica además que el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares en los pequeños se reduce, y ellos presentan mejores valores en capacidad aeróbica, niveles de colesterol, inflamación o presión sistólica. ¡?!

Es muy curioso el tema de ciertos estudios que nos presentan conclusiones como esta, o nos dicen que la fibromialgia no tiene cura ¡o que no existe!, o que el autismo no tiene tratamiento, o que la osteopenia y osteoporosis hacen imposible la recuperación del esqueleto, etcétera.

En fin, veremos cuándo la ciencia va perdiendo esa gallardía mal entendida, cuándo esos millares de encorbatados investigadores comienzan a tomar sorbos de humildad escuchando y aprendiendo más de otros colegas que se hallan más allá, y dándose cuenta de que la ciencia lo único que hace es sacar del baúl todos esos utensilios y fórmulas que se hallan escondidos allí, y que nos deparan aún, por supuesto, millones de sorpresas.