El pasado 22 de marzo se reunieron en la Asamblea General de las Naciones Unidas para tratar el problema del agua en algunos países, donde debido a su escasez, perecen millones de seres humanos cada año. Posiblemente sea el continente africano donde más víctimas se dan, y curiosamente quizás sea donde más agua fluye por sus entrañas, lo cual hace suponer que no se toman las debidas medidas para su aprovechamiento.

El río Congo es el segundo más caudaloso del mundo, recorriendo el centro de África. El río Nilo es el más largo del mundo, y le siguen el río Zambeze y doce ríos más, donde su mayor parte riegan el este y sur del continente. El lago Victoria con 70.000 km2 El lago Tanganica, segundo más grande del mundo, con 673 km de longitud dirección norte-sur, y una profundidad media de 570 metros. Salvo la parte desértica norte, no hay en nuestro planeta mayores reservas de agua que las que tiene África.

Sin entrar en lo que cuestan las guerras, se gastan cantidades ingentes en proyectos espaciales, como los científicos que se han empeñado en explorar el planeta Marte para saber si tiene agua. Antes fueron a la Luna, porque no cesaban en saber lo que ocultaría detrás, y al llegar y ver lo que era, pensaron que era mejor dejar a la Luna como fuera. Cierto que estos proyectos han ayudado a desarrollar otros, como la telefonía móvil, que nos tiene a todos movilizaos.

Agua hay, y mucha, pero hay que canalizarla haciendo instalaciones de regadío, enseñando a los pueblos a cultivar la tierra. Para ello hace falta voluntad y dinero, ese caballero ante el que todos se quitan el sombrero y que malgastamos, haciendo buena la declaración de Einstein, que dijo que dos cosas eran infinitas, el Universo y la imbecilidad humana, si bien que de la primera tenía sus dudas.