SOMOS trabajadores del centro Infanta Elena que atendemos a grandes discapacitados físicos, centro público que depende de la Agencia Navarra de la Dependencia, gestionado por Sarquavitae desde hace nueve meses.

A día de hoy el aumento de funciones impuestas por la empresa gestora en diferentes colectivos, como enfermería, cuidadores y servicios generales, impide que el tiempo que se invertía específicamente en atención directa a los usuarios se siga utilizando para ellos, puesto que se debe también invertir en otras tareas:

- Desde hace un mes se ha internalizado el lavado de ropa plana (hasta ahora lo hacía una empresa externa), suponiendo una sobrecarga de trabajo para el personal de limpieza y lavandería, aumentando las tareas para el cuidador, reduciendo la atención directa al residente en aproximadamente veinte horas semanales.

- Anteriormente se redujeron veinte horas semanales de atención a los residentes de un cuidador, ya que este debe acompañar en el traslado de los usuarios de centro de día a sus domicilios.

Las consecuencias de estos cambios afectan gravemente al residente, y aquí queremos plantear el motivo de esta carta, ya que por desgracia muchos de los afectados no pueden quejarse de la situación que están viviendo.

A saber:

- Los residentes más afectados que anteriormente cenaban, recibían su tratamiento y acostaban a una hora razonable, ahora, debido a la falta de tiempo, tienen que aguantar grandes esperas.

- Hemos pasado de poder dedicarles tiempo cuando nos lo requerían, a tener que contestar a sus demandas con un "Ahora no puedo, espera un momento por favor".

- En días puntuales hay usuarios que no se acuestan a su hora habitual y que deben esperar al turno siguiente para ello. También deben esperar para que se atiendan sus necesidades más básicas (necesidades fisiológicas), y esto les va minando poco a poco su estado físico como mental ya muy deteriorado por sus propias patologías.

Todos estos cambios repercuten en el clima laboral, y tanto la dirección como la Agencia Navara para la Dependencia hacen oídos sordos a nuestras quejas y sugerencias, siendo un hecho por todo lo detallado anteriormente que ha habido una seria reducción en la calidad asistencial, primando los intereses económicos y no el bienestar de los usuarios.

La empresa gestora sabe, y sabe bien de números, pero ¿de personas? Nos gusta nuestro trabajo pero, por favor, no nos impidan realizarlo como debemos hacerlo: con calidad, ya que los usuarios del centro así lo demandan, así les corresponde y así se lo merecen.

Blanca Hermoso de Mendoza, César Gómez, Elena Fírvida, Mª Jose Ibañez, Mª Pilar Avila, Juana Mª Areso, Mª Pilar Suelves, Rosa León y Eva Mª Zudaire

Comité de Empresa del Centro Infanta Elena