No contra Irache
Llegó una carta a mi casa en la que la factura de la luz me había subido más de 100 euros y no entendía por qué. Extrañada, acudí a Irache, y en poco tiempo me lo habían solucionado. Y como este problema, otros muchos de telefonía, calefacción...
Acudir a Irache siempre es un respiro porque me siento escuchada. Puedo dejar el tema en sus manos y me quedo tranquila. Pero aunque no hubieran solucionado todos mis problemas, seguiría manteniendo la misma opinión. Entiendo que, más allá de poder arreglar mis quebraderos de cabeza, necesito no sentirme desamparada cuando tengo que enfrentarme a las empresas.
Más allá de mis problemas, siento Irache como algo mío. Por eso me importa qué le pasa a Irache, porque yo formo parte de ella. Y creo que durante este tiempo me ha ayudado a estar más informada y defender mejor mis derechos. Creo que esta labor es fundamental, tanto a través de sus periódicos, sus estudios, sus guías o sus notas de prensa o, de forma más cercana si cabe, en las oficinas municipales de muchas localidades navarras.
No alcanzo a comprender el empeño del departamento de Política Social de acabar con Irache. No entiendo su empeño en pisar el trabajo llevado a cabo por la asociación hace más de 30 años. No comprendo esa obsesión por seguir poniendo piedras en el camino para que tropiece y caiga definitivamente. Que alguien me lo explique, por favor.