La clase política en el poder todavía puede seguir asombrándonos por más que haya dado muestras de una desastrosa gestión de los recursos llamados públicos, pero que en realidad han sido usados como les ha venido en gana e interés. Al ingente gasto necesario para construir una línea ferroviaria de alta velocidad que conecte Zaragoza con la Y vasca, 3.270 millones de euros, es decir, algo más que los recortes anunciados por el ministro Wert en Educación que dejarían en la calle al menos a 75.000 profesores, le quieren añadir el magnífico plan de construir una nueva estación en Etxabakoitz financiable con las plusvalías de la construcción de 9.000 viviendas.
Ya la Cámara de Comptos y el propio consejero, Anai Astiz, habían puesto en duda la viabilidad de semejante plan que, como cualquiera puede ver, tendrá serias si no infinitas posibilidades de convertirse en un nuevo bluff especulativo, habiendo más de 20.000 viviendas sin habitar en la Cuenca de Pamplona y dada la actual situación económica de falta de créditos, trabajos basura y desempleo.
La máquina de UPN avanza como un bulldozer. Al igual que ocurrió con el precio de las viviendas protegidas, que el consejero (del PSN) aconsejaba reducir y a los pocos días tuvo que rectificar, de nuevo Anai Astiz ha vuelto a decir donde dije Diego, digo ahora que sí a este plan de construcción de 9.000 viviendas. ¿No debe estar harto de que le enmiende la plana cada dos por tres la excavadora de UPN? Y ¿qué intereses tiene este partido en continuar con este plan que desde cualquier punto de vista es inviable? Sabemos que varias promotoras ya habían comprado suelo donde el plan prevé la nueva estación y su urbanización. ¿Es su presión la que hace que UPN siga defendiendo lo inviable? Ejemplos de esta influencia no faltan, como cuando en 2008 las empresas promotoras cambiaron el plan inicial para permitir la construcción de 870 viviendas más, la revisión de la proporción de vivienda libre y protegida o la disminución de las cargas de indemnización. Cualquier analista de tres al cuarto afirma que en España mandan los mercados. En Navarra, visto lo visto, y sin ser analistas, podemos afirmar que mandan las promotoras inmobiliarias, mientras a nuestra presidenta, Yolanda, se le llena la boca con tanta democracia.