Se denomina oxímoron a la unión de dos conceptos opuestos. Son conocidos los de San Juan de la Cruz la música callada, la soledad sonora. Yo, que como todos los que tenemos cierta edad, he conocido la caída del muro de Berlín y las vergüenzas que escondían los estados comunistas, me pregunto si el sintagma comunismo democrático es un oxímoron o, por el contrario, responde a una ideología presente en nuestras democracias. Esta duda se vuelve más pertinaz cuando escucho las noticias que provienen de la península de Corea, donde una dictadura comunista está poniendo en peligro la seguridad de la zona y de todo el planeta, ya que provoca una amenaza nuclear. Por otro lado, no dejan de sorprender las condiciones de trabajo de los obreros en la China comunista, cuando, en principio, el comunismo surge en el siglo XIX como respuesta a la explotación del capital, del hombre por el hombre, consecuencia de la industrialización y del capitalismo.
Sin embargo, revisando la historia de los países de Europa Occidental, encontramos que los partidos comunistas han desempeñado un papel muy importante en la lucha contra el fascismo, en la consolidación de las democracias y en el mantenimiento del Estado del bienestar que ahora se está desmantelando. ¿Cómo se puede comprender esto teniendo en cuenta los ejemplos propuestos anteriormente? La respuesta a esta incógnita, creo yo, es que el comunismo surge ante una terrible injusticia sufrida por una mayoría popular. Desde este punto de vista, como movimiento ético y con vocación mayoritaria, puede ser democrático. Ahora bien, para ello debe, según mi entender, renunciar a dos conceptos: la dictadura del proletariado y la lucha de clases entendida como manifestación violenta. Además, debe respetar la libre conciencia y las manifestaciones religiosas. Y, por supuesto, aceptar la pluralidad política. En algunos casos, los partidos comunistas contemporáneos ya han dado este paso.