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Gracias por la ‘Ordenanza Mordaza’

Aquellos que lo dudaron, que incluso lo negaron sobre la base de la nefasta gestión de su predecesor; quienes reiteradamente casi han implorado un asiento en la Junta de Gobierno, aun a sabiendas de lo que a su alrededor sucedía; los que, en aras de la responsabilidad, han ofrecido la mano tendida, compartido y amparado decisiones contrarias a los intereses de la clase trabajadora y al sostenimiento de los servicios públicos; esos que, con su voto (y con sus inestimables abstenciones, también), han contribuido a la degradación paulatina del Ayuntamiento de Burlada, esos mismos acaban de descubrir ahora, por fin, que el alcalde que ha permanecido cuatro años cómodamente instalado en su poltrona, en parte gracias a ellos, resulta que es de derechas, muy pero que muy de derechas.

Queda la duda de si este singular descubrimiento (o súbita revelación), se debe a la aprobación inminente de la denominada Ordenanza Cívica (a la que con ese énfasis actual no se opusieron en el pasado), o más bien a la cercanía de las citas electorales. Porque que dicha ordenanza se ha concebido como un instrumento de represión y de limitación de la libertad de expresión, eso ya se sabía desde el primer borrador que se presentó en comisión. UPN y PSN no lo han ocultado en ningún momento y lo han proclamado a los cuatro vientos delante de los portavoces de todos los grupos políticos. De modo que transigir, deliberar y debatir con quienes únicamente pretenden coartar, hostigar, multar y amedrentar nos ha conducido en última instancia hasta aquí, hasta el borde mismo del precipicio, prestos a que nos empujen por la actual deriva antidemocrática y despeñarnos.

Ellos lo llaman pragmatismo, y en nombre de ese mismo pragmatismo corren ahora a portar la pancarta de la manifestación de protesta contra esa Ordenanza Mordaza que consintieron tramitar. ¿Pragmatismo? Yo prefiero llamarlo cinismo, oportunismo o hipocresía. Elijan ustedes.