Después de las elecciones municipales, con la llegada a varias alcaldías de candidaturas afines a Podemos, han querido aprovechar la ocasión para tratar de impedir la celebración de corridas de toros. En localidades como A Coruña lo han conseguido. En esta ciudad, por cierto, una de las concejalas que se empeñó en prohibirlos posee inversiones en carnes y pieles de animales, así que eso de la protección de animales se cae por su propio peso.
Los que se quejan de maltrato animal podían pasarse por mataderos, ver las condiciones de vida de todos los animales, a los terneros, por ejemplo, que tan sólo viven unos meses y en unas condiciones lamentables en las que no les dejan espacio ni para moverse para que así luego su carne sea más tierna, ver cómo amontonan y explotan a las gallinas para que pongan huevos, cómo hierven el marisco vivo para que esté más rico, y tantos y tantos ejemplos. Por lo tanto, si por esa razón queremos prohibir las corridas de toros, hagamos todos vegetarianos y respetemos los derechos de los animales.
Quienes vamos a una corrida de toros no vamos a comprobar cómo desangran a un animal, sino a ver el arte de dominarlo con un trapo, comprobar su bravura e incluso cuando el toro es bravo de verdad, se le perdona la vida y se le devuelve a la dehesa como semental.
Los que quieren prohibir esto no se han parado ni un minuto en estudiar el daño que hacen:
Primero al animal, ya para ningún ganadero sería rentable la cría del toro bravo, su mantenimiento es carísimo y sería una especie avocada a su desaparición sin las corridas de toros.
En segundo lugar a la ecología, el toro bravo es un elemento fundamental para mantener las dehesas, un ecosistema exclusivo de la Península ibérica
Y en último lugar a la economía de la ciudad y del país, impidiendo el movimiento de capital, directa e indirectamente son miles de puestos de trabajo. Solamente de IVA en España con las corridas de toros se recaudan cerca de 30 millones de euros, más que el cine español.
Por poner un ejemplo, se puede llegar a la situación esperpéntica que se vivió en Donosti con el anterior alcalde, de impedir que se celebrase el Campeonato Mundial Júnior de Bádminton 2016 porque participaba España, con la consiguiente indignación del sector hostelero que calculaban unas 12.000 pernoctaciones en una época de temporada baja y un impacto económico que repercutiría en la ciudad con 1.500.000 de euros. Finalmente se disputará en Bilbao, que recibió la noticia con los brazos abiertos.
Soy demócrata y me gusta la libertad, no me gustan las imposiciones ni las prohibiciones porque sí, al final todo esto es muy sencillo, si no te gusta una corrida de toros no vas, nadie te obliga, en el momento que deje de ir la gente a la plaza y no sea rentable para el empresario, ya se cerrará.
No se pueden tomar decisiones en base a caprichos, demagogia y populismo barato, la política es tratar de buscar el bien común, mejorar la economía y el bienestar de la gente, así de simple.