Existen lugares en los que no importa si Osasuna ha subido, si hoy es 6 de julio o de agosto o si tendremos que volver a votar en otoño, porque todo lo que ocurre dentro de ellos es mucho más importante.

Uno de estos lugares es el Hospital de Día de Oncología de Pamplona. Es un espacio vivo, luminoso, que infunde esperanza. A los que, por desgracia, nos toca visitarlo a menudo comprobamos que está lleno de gente cálida, amable, implicada y plenamente consciente de que te está acompañando en algunos de los momentos más difíciles de tu vida.

Si alguna de las personas que allí trabajan por casualidad lee estas líneas, debe saber que es digna de admiración y que, a quienes tenemos familiares pasando por ese trance tan oscuro, nos ayudan a ver el camino un poquito más despejado.