Llevamos escuchando lo buena que es la convivencia en Altsasu, lo tranquilo que es el pueblo y lo bien que se llevan todos sus habitantes. Y es verdad que entre las/los alsasuarras, con sus más y sus menos, la convivencia es buena. Pero una cosa más que se está evitando en todos los medios es que la convivencia con la Guardia Civil no es nada buena.

Con esto no me refiero a que ellos/as no vayan por el pueblo tranquilamente, hagan sus recados, vayan al supermercado... Me refiero a que nosotras/os, como jóvenes, no podemos ir tranquilamente por el pueblo sin que nos controlen y nos sigan, sin que nos señalen y nos vigilen. Y ahora la pregunta que surgirá por muchas cabezas: algo habréis hecho ¿no? Pues sí, ser jóvenes y protestar y revindicar por todo aquello con lo que no estamos de acuerdo.

El caso de Altsasu, denominado así en muchos sitios ya, no ha sido un caso aislado, ha sido uno más solo que esta vez nos ha tocado cerca y lo estamos viviendo en primera fila. Pero, ¿se nos olvida todo lo que había hasta ahora? Los controles diarios, seguimientos a jóvenes, humillaciones en los cacheos, sanciones económicas? Y todavía alguien no se lo creerá. Quien no se lo crea que pida pruebas. Hay recogidos más de 100 testimonios de abuso de la Policía con vecinas/os del pueblo, más de 100 controles registrados cada mes?, y a quien no le parezca suficiente que hable con jóvenes, que mentir no le van hacer. Ya vale de decir que tenemos una convivencia tranquila, porque todas/os sabemos que no es así.

Sí, es verdad que queremos que se vayan, de Altsasu y de Euskal Herria, son fuerzas represivas de ocupación y no las queremos. Queremos vivir en tranquilidad en nuestro pueblo. Pero querer esto no es terrorismo.