La madre de mi marido ha venido recientemente a vivir con nosotros, ya que ha llegado a esa edad hacia la que todos tendemos -y tememos- por igual. Nos estamos reorganizando y adaptando a la nueva situación y, la verdad, padres e hijos estamos colaborando gustosamente. Hoy, mi marido la ha acompañado al hospital por una infección que requiere tratamiento intensivo durante varios días; concretamente, necesita una gota de colirio cada 15 minutos día y noche.
Sirva este texto para honrar a tantas y tantas familias que aportan su gotita de amor cada 15 minutos, por el día, por la noche, todos los días.