La educación forma ciudadanía y, por lo tanto, forma sociedad. De modo que debe ser uno de los pilares sobre los que se asiente el progreso y un derecho inalienable para cualquier menor. Con el objetivo de que así sea, cada año, la última semana de abril, se celebra la Semana de Acción Mundial por la Educación (más conocida como SAME).
En el mundo hay 263 millones de menores sin escolarizar, según datos del Instituto de Estadística. La dramática cifra se reparte así: 61 millones de niños de 6 a 11 años. 60 millones que deberían cursar la Educación Secundaria (12-14 años) y 142 entre 15 y 17 años, edad en la que la escolarización no es obligatoria en muchos países y en la que incluso es legal trabajar. Los datos son más graves al referirnos a África subsahariana, con los índices más altos de exclusión. El 35% de los menores entre 6 y 11 años viven en conflicto. Y las niñas lo tienen todavía más difícil porque son las que tienen más problemas para acceder a la enseñanza primaria. Entro los menores sin escolarizar, casi la mitad de las niñas no asistirá nunca al colegio, frente a apenas la tercera parte de los niños.