En el día de hoy, condenado y defenestrado el ejército corrupto (uno de ellos), han alcanzado las tropas de la dignidad uno de sus objetivos políticos. La guerra contra la indecencia no ha terminado. “Y al siervo inútil (el del que hay de lo mío, el del enchufito y el sobrecito mensual) echadlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes”. (Mateo 25:30). Con permiso, y a la vista de los acontecimientos, me permito un consejo a doña Lola Beltrán y demás adláteres del PP: en la manifestación que han organizado para hoy les convendría interpretar el Miserere de don Hilarión Eslava y Elizondo, navarro. (Zin acritú).