queridos lectores: primero agradecer a la dirección de esta publicación por concederme este espacio que bajo el título de Crónicas de una baztandarra en tierras andaluzas pretende reflejar mis vivencias y experiencias personales a través de mis más sentidas y humildes palabras, sobre estas tierras de María Santísima donde resido desde hace un lustro. Contaré desde estas líneas partes de su historia, que es la nuestra, sus costumbres, anécdotas, formas de vida, sus gentes sencillas, su alegría, describiré lugares, gastronomía, para que mis paisanos navarros conozcan mejor ésta, para muchos, desconocida Andalucía.

Soy baztandarra por nacimiento y devoción, amo a la tierra que me vio nacer, Elizondo, ese precioso pueblo del valle de Baztan, con una situación privilegiada, entre montañas y bosques pirenaicos, cerca de Iparralde, Gipuzkoa y la capital Pamplona-Iruña.

Siempre que puedo vuelvo al txoko para pasearme por sus catorce “pueblicos”, llenarme los pulmones de ese aire puro del Pirineo, visitar a mis amigos de la infancia y cómo no gozar de su fantástica gastronomía.

Hoy os hablaré sobre Granada, el último reino Nazarí, desde la época de la dominación musulmana, y su penetración en la península ibérica en el siglo VIII hasta la conquista por los Reyes Católicos en el siglo XIII. Al español-musulmán se le llamó en los diferentes períodos históricos andalusí, el que habitaba en la zona musulmana, mudéjar o cristiano, al convertido al Islam y morisco o musulmán convertido al cristianismo.

El legado árabe ha dejado importantes huellas en la cultura española. La grandeza de la cultura árabe en España encuentra su mejor expresión en la Mezquita de Córdoba, de estilo islámico, gótico, renacentista y barroco. La época de mayor esplendor de la civilización musulmana se produjo entre los años 929 y 1031.

La conquista del reino visigodo por los dirigentes musulmanes fue un proceso relativamente rápido, ya que en sólo quince años se llegó a ocupar todo el actual territorio de España y Portugal.

Muley Hacen, padre del último rey granadino, vivía (antes de construirse la Alhambra con su esposa Aixa y su hijo Boadbil en un magnífico palacio nazarí llamado hoy Cuarto Real, construido durante el reinado de Muhammad II (1273-1302) adosado a uno de los torreones de la muralla del arrabal de alfareros. Perteneció a la Huerta Grande de la Almanjarra, cuyos restos son el único testimonio de “Almunia” o finca agraria real de la antigua capital nazarí conservada intramuros. La orden dominica lo transformó y denominó Cuarto Real de Santo Domingo.

Fundada la dinastía nazarí, en la segunda mitad del siglo XIV coincidiendo con los sultanatos de Yusuf I (1333-1354) y el segundo reinado de Muhammad V (1362-1391).

Los árabes respetaron las ciudades y vías romanas ampliándolas. Tras la guerra civil que sucedió al Califato de Córdoba (1031) la capital de la hasta entonces provincia granadina se traslada de Elvira a Granada, con el reino de Taifa granadino de los Ziríes. Estos establecen su corte en La Alcazaba, Cadima o Vieja en el barrio del Albaicín, donde hoy existen tablaos flamencos de familias gitanas que deleitan noche tras noche con sus cantos y bailes a todos los turistas que pasan por Granada.

A sus faldas existía un núcleo de población importante fundamentalmente judía, en torno al cual se produce el desarrollo de la ciudad de Granada. Se reconstruyen las abandonadas edificaciones de la colina de la Sabika y se construye la Alhambra, que fue ciudadela y fortaleza, residencia de los sultanes nazaríes y altos funcionarios, servidores de la corte y de soldados de élite, hasta la conquista del reino de Granada por los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (que unieron sus reinos mediante su matrimonio) en el año 1492.

Habían transcurrido ocho años desde la muerte de Muley Hacem y la situación interior y exterior del reino granadino había cambiado por completo. Enardecido el bando de Boadbil, con la muerte del Rey su padre, se alzó poderoso en contra del Zagal, su tío, y después de una lucha de tres años, entró triunfante en la Alhambra. Pero un enemigo más encarnizado llamaba a las puertas de Granada, el estandarte de Castilla se alzaba ya orgulloso por los campos granadinos. Las sucesivas conquistas de Fernando e Isabel sobrecogieron de tal modo al traidor y cobarde Boadbil que en el monte que aún hoy existe a la entrada de Granada, conocido como El Suspiro del moro, y en presencia de su madre Aixa entregó las llaves de la ciudad de Granada, diciéndole ésta la frase histórica: “Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre”. Esto acontecía el 2 de enero de 1492, año del descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón, bajo el reinado de los Reyes Católicos.