No hablamos sobre la muerte, no estamos acostumbrados a hacerlo. Tampoco sobre el sector funerario, muchas veces denostado por noticias como la que acabamos de conocer. La policía investiga un Tanatorio de Valladolid que presuntamente sustituía cajas por otras más económicas para así volver a venderlas.

Como socio y gerente de Tanatorios IZARRA quiero escribir las siguientes líneas ante este hecho que me ha dado que pensar. Lo más sencillo sería dejarlo pasar y continuar trabajando, dejando que la profesión funeraria se perciba cada vez de forma más oscura y tétrica. Pero no quiero hacerlo, pese al riesgo de recibir críticas sobre mi persona y la empresa que dirijo, antepongo el libre intercambio de opiniones y la transparencia, cada vez más necesaria en todos los ámbitos. Ante todo, estimo necesario que se muestre la verdad sobre un sector que, pese a este triste caso, avanza a decidido hacia su humanización y profesionalización.

Permítanme, por tanto, apelar a esa antigua verdad que dice que “no todos somos iguales”. En este caso, yo la defiendo a capa y espada. Ni todas las personas, ni todas las empresas, ni mucho menos todas las motivaciones son iguales. Quisiera por ello hacer un llamamiento a hacernos responsables de conocer con qué empresa tratamos, quiénes son sus socios, sus motivaciones, sus condiciones laborales, sus proveedores, para entre todos hacer una sociedad más justa, llena de oportunidades para todos y todas y que se recompense al que verdaderamente lo hace bien.

El sector funerario y también la sociedad debe saber que el nuestro es un servicio público ofrecido por el sector privado. Debemos ser conscientes de que nuestro objetivo es ofrecer una despedida digna y personal a las personas que fallecen y no olvidar nunca que tratamos con personas, personas que están viviendo un momento muy delicado. Es por ello, que debemos continuar dignificando este sector a través de la transparencia, la profesionalidad y la cercanía, una filosofía de trabajo en la que noticias como esta hacen un enorme daño a quienes nos tomamos nuestro trabajo muy en serio.