Gobernar desde la izquierda significa transformar desde diferentes parámetros: transformar la realidad tangible de las políticas que se impulsan por parte de las instituciones y transformar también las conciencias para que, con el tiempo, los cambios lleguen a ser cada vez más profundos y más duraderos.

Sin este requisito, incluso a corto plazo acaba truncándose la posibilidad de que se materialice de forma efectiva una alternativa a lo que hemos venido conociendo históricamente en los gobiernos del Estado, la Comunidad Autónoma (en el caso de Navarra, Foral) o el ayuntamiento de turno. En su lugar, nos encontraremos cada legislatura con caras nuevas, otras siglas, diferentes gobernantes, pero en esencia nada se habrá cambiado, porque en esencia no existe la voluntad y el compromiso reales de acometer el esfuerzo que supone transformar la realidad que nos rodea.

Así ha sucedido en Burlada en la última legislatura municipal de 2015-2019, cuajada de muchas novedades, en principio positivas, al menos vistas desde fuera: se constituyó un equipo de gobierno con mayoría absoluta (algo prácticamente inédito en la trayectoria histórica del Consistorio), y que además preconizaba una orientación progresista en cuanto a su composición. Sin embargo, lo que se ocultaba de fondo tenía que ver con la negativa a ir más allá de los límites establecidos por la gestión cotidiana institucional, cuando no directamente con la incapacidad mental, debido a razones ideológicas, de cuestionar las dinámicas nocivas y regresivas que nos han abocado a una situación de crisis, pero no económica simplemente, sino también y fundamentalmente de crisis estructural del propio sistema tanto en el plano económico como en el político y en el social.

En Izquierda Unida-Ezkerra (Burlada) hemos aguantado a lo largo de cuatro años todo tipo de desplantes, mofas, desprecios y actitudes despóticas únicamente por proponer planteamientos que perseguían transformar la realidad, y no únicamente maquillarla, o por denunciar que frustrar las expectativas e ilusiones de un electorado, de una población, que esperaba de sus gobernantes medidas más audaces no conduciría más que a la resignación y al desencanto, con el tremendo riesgo que esto implica y que ahora contemplamos.

A través de nuestro compromiso inequívoco con los ideales de izquierdas, con la justicia social, con la democracia real, con el republicanismo, con el socialismo y el feminismo, con, en definitiva, las mejoras de las condiciones de vida y el protagonismo en la toma de decisiones de esa clase trabajadora que mayoritariamente habita y reside en Burlada, deseamos lanzar el mensaje de que nuestra presencia institucional debe verse refrendada por un respaldo ciudadano que obligue a la maquinaria burocrático-institucional a promover políticas radicalmente distintas y que resulte eficaz a la hora de cerrar el paso a esa derecha reaccionaria y ultraconservadora que pretende aniquilar los últimos vestigios de un estado del bienestar actualmente en decadencia.

El proyecto que representa Izquierda Unida-Ezkerra (Burlada) lo formamos mujeres y hombres dispuestas y dispuestos a superar todos los sinsabores, todos los obstáculos, todos los grilletes que mantienen a las instituciones secuestradas para así impedir que sirvan al interés general. Queremos transformar la realidad, y que en esa tarea nos acompañen las personas que en Burlada confían en que esa posibilidad trascienda los márgenes de la utopía para plasmarse en el marco de la cotidianidad. Porque lo necesitamos y porque nos lo merecemos.

El autor es candidato de Izquierda Unida-Ezkerra (Burlada)