Un proverbio chino dice: “no importa si el gato es blanco o negro con tal de que cace ratones”.

En Navarra hemos tenido durante más de 20 años el obeso gato blanco de UPN, vago, adocenado e incompetente. Únicamente preocupado en comer, dormir y no permitir que nadie en su casa, por derecho divino e infalible, pueda transitar en otro pensamiento que el suyo y el de sus intereses. Hubo que unir fuerzas para despachar a gorrazos al gato blanco, fondón, intransigente e inoperante. Y se ha pasado 4 años maullando lastimosamente por todo el barrio, que el gato que ocupaba su lugar, es negrooooo.

La competencia, la productividad, los ratios económicos, el ahorro en el convenio con el Estado, la mejora en la sanidad, la reversión de la vergonzante privatización de las cocinas hospitalarias, los avances sociales. Y, en definitiva, todos los logros, que a pesar de trabas y errores, se han conseguido, no tienen ningún valor porque el responsable es un gato negro. La memoria colectiva es solo permeable al mensaje identitario: el gato es negro. No permitamos nuevamente la nefasta gestión del gato blanco. Si acaso alguno atigrado? con las franjas del PSN.