las personas interesadas en un monumento, yacimiento de cualquier especie, también un turista de paso por cualquier lugar, lo primero que hacen es consultar la red: si tienen página web propia, o su página en cualquiera de otros lugares sociales de encuentro informático.

Las opciones que da la informática para poner en nuestro conocimiento las características, situación, horarios, opiniones y demás son infinitos. Y eso permite seguir el día a día un yacimiento en el que estás interesado. Como Santa Criz, en Eslava.

Santa Criz, por ejemplo, tiene su propia página web con todo tipo de información. Como su cercano yacimiento de Los Bañales, en Uncastillo, con el que se encuentra hermanado; también con la Villa Romana de Liédena.

Y se sitúan en una conocida red social. Una página que proporciona datos del día a día de los dos primeros lugares. También un enlace a sus magníficos museos virtuales, donde se exponen en 3D muchísimas piezas arqueológicas de gran importancia, que de otra manera serían imposibles de conocer y comprender. Con lo cual consiguen la fidelización de mucha gente, aunque sea en la vertiente digital, despertando, en muchas de estas personas, un entusiasmo con el que acudir a visitar estos icónicos yacimientos, sobre todo el de Los Bañales, conocido y reconocido internacionalmente, paradigma de divulgación y socialización del mismo y de sus contenidos. Algo que, por cierto, está ayudando a trasladar a Santa Criz, con gran éxito, con este hermanamiento.

Y aquí surge lo que yo entiendo por Arqueoturismo, o esforzándome en buscar un término más apropiado. Personas que por fin logran desplazarse al destino que les gusta y que siguen en las redes, sin temor alguno a quedar defraudados: todo lo contrario. Cuando se marchan todavía están más dispuestos que nunca a volver y conocer las novedades que se les van comunicando en las redes sociales, puesto que son partícipes de las mismas. Y lo mejor es que vuelven siempre que pueden, y con ello ayudan a la precaria economía de la zona en la que se encuentran estos yacimientos, normalmente en pequeños núcleos o zonas rurales que se están despoblando. Este primer contacto y los sucesivos regresos al lugar es lo que yo denomino Arqueoturismo. En realidad es otra cosa, pero me da igual.

Y Santa Criz tiene muchos seguidores. Muchísimos. Solamente el año pasado tuvo una asistencia, en visitas guiadas, de más de 2.500 personas en unos pocos meses. Yo puedo atestiguar que siempre que me han llevado he coincidido con gente, nacional y extranjera, que se muestran impresionados por conocer físicamente lo que han conocido digitalmente. Con ganas de volver ya que el futuro siempre traerá novedades.

Y más ahora, con la inauguración de la exposición Santa Criz de Eslava, reflejos de Roma en territorio vascón, donde se pueden contemplar y disfrutar más de 120 piezas halladas en este yacimiento. Junto con visitas guiadas a determinadas horas y días para completar su conocimiento (consultarlo en su web). Desde aquí animo a todo el que pueda a que se pase a conocerlo, deleitándose con esta exposición. Vea lo que vea, puedo asegurar que no quedará indiferente. Aunque conozca lugares de renombre, no dirá que ha quedado defraudado.

Anímense ya que está muy cerca de Pamplona, siendo además es una buena manera de pasar una mañana o tarde, un día visitando lugares de su zona que merecen ser reconocidos. Y para completar la visita, al lado está la villa romana de Liédena. Solamente un poquito más lejos, tenemos Los Bañales, en Uncastillo, al que también aconsejo acudir, con más terreno excavado y estudiado, con un acueducto que es único en todo el Imperio romano. Y no es exageración.

Revitalicemos estas comarcas.