nos ha sorprendido, a algunos gratamente, que el doctor Belzunegi, jefe y portavoz de Urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra, se dirigiera en primer lugar en el idioma más antiguo que se utilizó en nuestra tierra, para informar de los percances que se iban a atender cada mañana, consecuencia de los avatares ocurridos en cada encierro.

Es sorprendente que este doctor, además de hablar euskera, parece que controla el tema sanitario, o sea, que parece que entiende de cirugía. Esto sería normal si hablase inglés, ¿pero euskera?

Llama la atención la nula respuesta de los políticos. El alcalde Maya no se ha pronunciado, porque seguramente, después de presidir y recibir la hostia (consagrada) en la misa del 7 de julio, estará esperando la hostia de la octava y, sobre todo, pendiente de que los agentes municipales no dejen portar ikurriñas de gran porte (valga la redundancia).

La socialista Esporrín, curiosamente con su agur, utilizó el euskera para abortar cualquier intento de seguir progresando en la política municipal en Iruña.

La popular Carmen Alba (que dicho sea de paso, ha sido la olvidada de las / los feministas, pues ha sido la primera mujer en Iruña en hacer el encierro solitario a través del callejón de la Monumental de Pamplona, y en lugar de felicitarle le multaron?) está pleiteando contra un concejal de EH Bildu, porque cuando un municipal le puso a este la zancadilla, en lugar de caer honrosamente al suelo, le pegó en la espinilla a la mismísima Carmen Alba (eso creo).

Y mientras tanto, UPN (Esparza), después de aplaudir en la corrida del 7, debe andar por Madrid (a ver si sobrevive con tanta contaminación) intentando hacer un bildu con PPPSOECiudadanos.

Pero lo más sorprendente es que el otro líder del tripartito +, Alberto Rivera, tan proclive a las declaraciones grandilocuentes sobre Navarra y sus privilegios, ¡no haya dicho nada!

Las malas lenguas dicen, como esa expresión popular, que le han pillado cagando.