Aprovechando una vez más que siempre me reserva mi DIARIO DE NOTICIAS una esquina para mis escritos y recordando a aquel periodista de muchos quilates, José Antonio Iturri, que falleció hace 14 años y que basó sus principios periodísticos asistiendo a aquellos plenos municipales sobre todo en la época del 1973 a 1979. Un sentido homenaje a su persona.

Y ahora me toca hablar con profundo cariño y respeto a todos los abuelos y abuelas de Mendillorri. Según las feministas de turno piropean siempre a las abuelas, cosa que me parece muy bien, pero tampoco estaría de más que se acuerden de los abuelos, ya que la mayoría de ellos trataban con verdadero respeto a las abuelas de turno. Estamos pasando unas épocas difíciles cuando necesitamos que nos atiendan como es debido. El problema surge cuando tenemos que abandonar nuestras casas y acabar en un centro de acogida. Nuestra libertad acaba siendo quebrada y tenemos, como es natural, que aceptar las normas que son siempre necesarias pero como siempre muy aburridas. Este es un trabajo que necesita una autentica vocación y queda claro que los abuelos y abuelas lo agradecen. Pagar con generosidad a todas estas gentes no estaría de más. Gastarse millones en armamentos y bombas, supone que la mayoría de los gastos se inviertan en estas guarradas.

Los partidos políticos no dicen nada o quizás mi sordera me impide oirlos. La finalidad de los partidos políticos es insultarse con verdaderas ganas, unos empeñados en que todavía existe ETA y que Franco consiguió convertir a España al catolicismo. Comentario entre Hitler y Franco, que estudiaron en el mismo colegio. El peligroso Hitler, todo esto por teléfono, le consultó al cristiano Franco que hacia con los republicanos españoles: “A estos republicanos españoles fusílalos porque no son españoles”. Más tarde fuimos testigos los abuelos y abuelas de lo siguiente: contemplar aterrados y asustados a Franco bajo palio con la alegría inmensa de obispos de todo el mundo.

Me he pasado de rosca pero cuando mi hijo me deja la pantalla en blanco acompañado de un cigarro y de un pacharán me pasan estas cosas. Creo que a pesar de mis 86 años que son como un saco de cemento sobre mis débiles espaldas me resisto a morir a pesar de que cuanto más sufras más cerca estarás del reino de los cielos. Amén. Todo está aquí. Cuando nos pasan cosas agradables esto se convierte en un cielo. Sin embargo, cuando nos pasan verdaderas cabronadas esto se convierte en un infierno.

Se me olvidaba abuelos y abuelas de Mendillorri, la razón de mi escrito es que sirva para que vuestros hijos y nietos os traten bien, como Dios manda.