Es necesario que EH Bildu condene, de forma clara y rotunda, la actividad de ETA durante la democracia. El rechazo al terrorismo, además de un imperativo ético, resulta preciso para normalizar nuestra convivencia. Tienen que salir del aislamiento sanitario al que están sometidos y ser una fuerza política normal.

Por otra parte, hay grupos que no han condenado a la dictadura. En el acuerdo adoptado por el Congreso el 13 de septiembre de 2018, sobre la exhumación de los restos de Franco, se abstuvieron los diputados de PP, UPN y Ciudadanos. Recordemos que, durante décadas, los dos primeros han obstaculizado con frecuencia la eliminación del callejero vinculado al régimen y de algunos otros de sus aspectos simbólicos.

Hay que subrayar que el rechazo al franquismo y a ETA es por los mismos motivos: porque nos privaron de libertad e impusieron su voluntad por la fuerza, recurriendo al asesinato cuanto les pareció preciso.

Pero necesitamos asimismo pasar página de una vez y que los partidos políticos colaboren entre sí. En cada país deben superarse los lastres del pasado para trabajar unidos en la lucha contra el riesgo de colapso ecológico que amenaza al planeta.